Imágenes que ojalá nunca mas se repitan. El fútbol es para la gente.
La lente inquieta de Analía Paez nos muestra el estado de soledad del «Buglione», imágenes que no condicen con lo que debiera ser: una verdadera fiesta de fútbol. El deporte lo generaran deportistas y dirigentes. El gran destinatario es el público.
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Fue muy extraña la postal que presentó anoche el «Buglione».
Es que una final en la que seguramente cerca de dos mil almas hubieran exteriorizado su amor por las casacas de sus preferencias, brillaron obligadamente por su ausencia,
Los desmanes del primer partido entre estos mismos rivales, privó a la inmensa mayoría, de ejemplar comportamiento, de disfrutar de un espectáculo de fútbol.-
Una picardía que por unos pocos el cotejo se haya jugado a puertas cerradas, con el agravante además de la imposibilidad para las arcas chairas de generar los recursos tan necesarios en este tipo de emprendimientos deportivos.
Tribunas desoladas, solamente allegados a ambas entidades, e integrantes de las fuerzas de seguridad, diseminados en sectores estratégicos, como inclusive no se los ve en partidos con público.
Lo que es peor aun que estas imágenes pueden volver a repetirse. En principio el documento que bajó de la autoridad policial fue tajante:
— » en mi calidad de Director de Fiscalización Operativa y Coordinación de Espectáculos Deportivos Sección Centro de la Agencia de Prevención de Violencia en el Deporte (A.Pre.Vi.De), bajo la órbita del Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, para informarle que, en los próximos eventos futbolísticos que se realicen durante lo que resta del año 2024, en los que su club actúe como local, se llevarán a cabo a puertas cerradas, sin posibilidad de permitir el ingreso de público.
Ahora parece, gestiones mediante, vaya a saber de quien o de quiénes, en los futuros compromisos tanto de Ferro como de Racing, en el marco del Regional Federal Amateur, los aficionados de las escuadras que actúen de local podrán presenciar los partidos.
En la jerga popular puede interpretarse como aquello de que «hecha le ley, hecha la trampa». En fin.
Fotos: cortesía de Analía Paez