Sólo hubo una partida jugada de los cuatro enfrentamientos que debían disputarse. Agustín Pandini, uno de los jueces, lo reflejó en las redes sociales.
Se definían los ascenso a Primera Categoría en el ajedrez olavarriense. Cuatro enfrentamientos copaban la expectativa de la séptima jornada.
Se enfrentaban Oscar Orellana : Lautaro Sampaoli, Eduardo Costilla : José Pal, Emiliano Martínez : Horacio Battaglia, Guillermo Marconi : Juan Carlos Sterki.
Solamente una partida pudo llevarse a cabo.
Agustín Pandini, junto a Ana Clara Mariani, jueces del certamen, viralizó su decepción en las redes sociales:
» Con esta triste postal finalizó el Torneo de 2da Categoría de la FAO. Un torneo que comenzó con la escasa participación de diez jugadores -de los más de veinte habilitados-, de los cuales dos fueron reglamentariamente eliminados por ausentarse en dos de las siete rondas.
En esta última jornada, que definía los ascensos a la categoría máxima de la ciudad, sólo hubo una partida jugada de los cuatro enfrentamientos que debían disputarse. Las tres partidas restantes se definieron por resultados por incomparecencia (es decir, por ausencia de uno de los dos contrincantes).
Me apena enormemente esta situación. Me indigna la falta de compromiso ante algo tan simple como cumplir con la totalidad de una competencia en la que se inscribieron libremente, sea cual fuera la excusa (y digo «excusa» porque, por supuesto, de haber motivos de fuerza mayor sería algo totalmente comprensible; pero entiendo que no es el caso). No es la primera vez que esto sucede (por lo que esto no es un descargo personal contra nadie en particular), ni tampoco es el único acontecimiento que me preocupa de la actualidad del ajedrez local; sólo me pareció oportuno utilizar este hecho como el disparador de esta pequeña catarsis, porque posiblemente lo sucedido en esta competencia sea un reflejo o una somatización de diversas causalidades (o no).
Quizás peque de pesimista, pero tengo la sensación de que paulatinamente se está desmoronando lo que durante tantos años y con la voluntad y el esfuerzo de muchas personas se construyó. Es cierto que el parón de la pandemia y otros sucesos particulares nos llevaron a tener que barajar y dar de nuevo, incluso con un mazo nuevo. Aún así, creo que es responsabilidad de todos (jugadores, dirigentes y gente vinculada o cercana al ajedrez) no sólo evitar que el barco se hunda, sino repensar el camino a seguir y reconstruir con mayor vigorosidad el futuro que queremos para el ambiente, cada uno aportando desde su lugar, con lo que su aptitud, voluntad y deseo les permita.
Tampoco quiero sonar tan trágico y que piensen que estamos sumidos en un viaje directo a la perdición. No son todas pálidas, eh! Es cierto que en esta última etapa se han cumplido objetivos, se han alcanzado logros inauditos en la historia de la FAO… pero, más por optimista que por ambicioso, sé que se puede hacer mucho más.
Desde mi lugar -con mis virtudes y pese a mis carencias- siempre va a haber una cabeza y un par de manos al servicio de quienes quieran construir un lugar mejor para los que estamos y para los que vendrán. Como dijo el filósofo Páez, «¿quién dijo que todo está perdido? yo vengo a ofrecer mi corazón».
Fuente: Face de Agustín Pandini