Sensaciones de una noche de fútbol liguista. 

Que la reestructuración impuesta por el Consejo Federal mejorará la competitividad de los torneos locales es muy relativo.

Hay plazas donde la competencia interna interesa y mucho y en otras por la idiosincracia de la ciudad la misma está desvencijada.

Olavarría nunca quiso regionalizar o no pudo. El corredor Tandil, Azul, Olavarría que hubiera sido el ideal quedó siempre en promesas.

Es sabido que no hay milagros. En el fútbol para mejorar la competencia hay que invertir.

Por un lado los viajes, la competencia,  por otro la contratación de futbolistas y por ende también el mejoramiento de la infraestructura en los estadios.

Si a eso le agregamos que existen grupos de  potenciales revoltosos en algunas hinchadas, que devenga la presencia de importante número de efectivos policiales con el costo que eso ocasiona, los problemas se agigantan.

Un combo de lo que puntualizamos se dio anoche en el Parque Olavarría.

Un operativo policial importante para apenas un puñadito de hinchas, y que incluso seguramente la mayoría no abonó la entrada.

En la «Cerrito»  la bullanguera hinchada del local, en la techada los futbolistas de la reserva y familiares de los jugadores, en la de cemento descubierta los pocos que se llegaron desde Sierra Chica, que no nos consta pero que deben haber sido los únicos que abonaron el ticket correspondiente.

En cuanto a las instalaciones, el piso del «Buglione» está en muy malas condiciones y otro punto a revisar tiene que ver con la presencia de murciélagos.

Sensibilizada la comunidad por casos de rabia en esa especie, no son pocos los  ejemplares que aletean en el sector de las plateas cubiertas de la cancha de Racing con las consecuencias no deseadas que pueden llegar a producirse.

En fin todo tiene que ver con todo.