Ante los hechos de dominio público vividos en torno a actos irascibles en nuestro fútbol algunos buscan peligrosamente emparentarlos.
Las redes sociales han cambiado en forma sustancial la forma de comunicarse de la gente.
No renegamos de este maravilloso adelanto de la ciencia, impensado no hace mucho tiempo.
Además es fantástica la posibilidad que se le presenta al ciudadano común de poder expresarse, de que su opinión sea escuchada y se viralice y ha puesto en jaque, porque no, a los medios de comunicación que han tenido que descubrir otros caminos para poder diferenciarse.
Ahora también no siempre las consabidas redes sociales son utilizadas de la mejor manera.
Hay expresiones nada felices, se manifiesta en repetidos casos mucha irresponsabilidad, no se miden las consecuencias nefastas que puedan causar términos hirientes y agresivos.
Y lo que es peor cuando parten de los labios de personas que tienen poder de decisión o alguna participación en entidades medias.
Valga el prólogo debido a que tras lo ocurrido anoche en el Estadio Ricardo Sánchez, no son pocos los que quieren emparentarlo con lo sucedido en el Colasurdo por la Copa Argentina.
Y si bien en ambos casos hubo violencia, lo acontecido en cancha de Ferro tuvo su origen en las tribunas, por sectores bien identificados, muchas veces apañados por la propia dirigencia, y en la Avenida Urquiza lo desagradable se engendró dentro del rectángulo.
Además aquello, lo de un sector de la hinchada chaira es reiterativo, de vieja data, y lo de anoche, felizmente, se trata de un caso aislado, de difícil repetición.
De ahí que nunca tanta verdad encierra aquella frase que no por repetida deja de tener vigencia: » no confundir gordura con hinchazón»
Texto: Carlos Zangara