Los alumnos de Equinoterapia del Club Estudiantes despidieron el 2017

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Se les realizó un reconocimiento  y se merendó en grupo.

Días atrás, se realizó el cierre de las actividades de Equinoterapia, que llevan adelante la Escuela Especial Helen Keller y el Club Estudiantes.
Este proyecto, que comenzó hace dos años, es llevado adelante por la Licenciada en Fonoaudiología Milagros Maldonado Mattaini junto a un grupo de especialistas.
A la equinoterapia se la considera una terapia integral que, además de cumplir funciones fisioterapéuticas, ofrece amplios beneficios en el área psicológica.La Licenciada Milagros Maldonado Mattaini la define como “una disciplina integral, donde los chicos salen de la rutina a través de interactuar con el caballo. A través del vínculo que se genera con el animal, nos planteamos distintos objetivos y los chicos aprenden a través de él.
Los chicos con necesidades especiales tienden a tener terapias tradicionales y muchas veces esto, es muy placentero. En equinoterapia realizamos juegos y ejercicios que contrarrestan la rutina que acarrean las terapias tradicionales que realizan las personas con necesidades especiales para su rehabilitación, esto lo hace más placentero y fomenta la integración”.
La equinoterapia como actividad abarca cuatro áreas disciplinarias diferentes: medicina, psicología, pedagogía y deporte.“Favorece a las áreas  motora, emocional, social, cognitivo, son muchos los beneficios  que tiene. No se trata de una actividad que implica competencia, sino de un medio para lograr aprendizajes significativos y mejorar la calidad de vida”.
“Hace dos años que venimos trabajando. Todo surgió porque nosotros teníamos la inquietud y el Club Estudiantes nos brindó el espacio, los animales  y todas las herramientas que se necesitan para desarrollar la actividad”, relató Milagros, quien trabaja junto con el equipo técnico conformado por el Asistente Educacional Mauro Mc Intyre, la doctora Stella Caballero, la Trabajadora Social Claudia Braunschweig y la colaboración del instructor Marcelo Irigoyemborde.
A lo largo del año se trabajó con dos grupos de seis alumnos cada uno; uno lo hizo hasta las vacaciones de invierno y el otro post receso invernal. “Venimos con seis chicos, por una cuestión de seguridad. Se necesita de cierta cantidad de adultos para acompañar y estar junto a ellos y el caballo. Al inicio de cada año pensamos en las potencialidades y necesidades de cada niño para plantearnos los objetivos de trabajo”.
Como cierre del año, luego de llevar adelante las prácticas habituales, se realizó un reconocimiento a cada uno de los alumnos y se merendó en grupo.
Martín Biscaichipy
Dto. Prensa
Club Atlético Estudiantes

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