Estudiantes gracias por tanto

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En un partido épico y con un cierre mágico, derrotó a Atenas por 87 a 77 y mantuvo la ventaja de cancha. Otra vez el marco en el Maxi fue apoteótico. 

Faltaban  alrededor de dos minutos y Estudiantes caía 77 a 72. Había sido un partido “palo y palo”. Salvo en un pasaje en el que el “Bata” sacó una luz que no  había alcanzado mas de siete unidades, el resto fue alternados dominios en el  tanteador con diferencias mínimas.

El cotejo fue  mas abierto que hacía 48 horas. Los ataques fueron mas punzantes y si bien las defensas hicieron lo suyo a fuerza de entrega física, las individualidades que ostentan ambas escuadras lastimaron permanentemente.

Pero la paridad, el intercambio de dominio en la supremacía numérica fue la constante. De ahí que no es posible entender el partido sin puntualizar que en los últimos casi 120 segundos, en cuatro rotaciones de balón los locales pusieron un parcial de 15 a 0 para cerrar  por una abismal distancia de diez puntos  que no se condice con la diferencia que existió en el contexto general del juego.

Un triple de Portillo abrió el camino a un final inesperado, no exento igualmente de emoción y suspenso como fue toda la noche.

Hubo durante todo el encuentro  un exagerado bajo porcentaje de tiros de cancha, especialmente en los albinegros en lanzamientos libres, un ítems que pudo modificar el trámite antes de tiempo. Aunque eso no fue todo. Un dato revelador que ayuda también a entender el cotejo fue el esforzado bloqueo bataraz contra internos determinantes y que Atenas solo haya ido a la línea en nueve oportunidades en todo el partido.

Pero lo que realmente justifica y apoya con bases firmes la victoria es el parejo rendimiento de equipo como tal, mostrado con creces por el dueño de casa.

A punto tal se reafirma el concepto, que pasan las horas y reviviendo una y otra vez el desarrollo de los cuarenta minutos, cuesta realmente encontrar una figura consular, alguien que uno pueda considerarlo determinante. Por el contrario hubo tantos rendimientos  distintos per a la vez decisivos en los roles que les toco asumir que se hace complicado balancear cual de todos fue vital para el  destino que cerró la historia.

Leandro Portillo a nuestro juicio se ubica en los mas  alto del imaginario podio. Por la que representa, por los puntos y por  los recobres en los momentos mas complejos, por lo que transmite dentro de la cancha. Arese anotó goles decisivos, pero la tarea de marca de Santiago  fue un monumento a la inteligencia, con un celoso “scouting”  de los extranjeros, digno de un equipo de NBA, donde se estudia hasta el mínimo detalle  los movimientos del  rival. Y los cumplió a rajatabla.

Que decir de Domínguez y Gamazo. Sumaron en un sector de la cancha ( la zona pintada) que les permitió anotar conversiones fundamentales, en situaciones escabrosas, contra físicos de gran porte,  cargando además de faltas a los rivales.

Aun sin el brillo de otras noches, y sin convertirse en  las brújulas del equipo como en tantas ocasiones de este largo TNA, Figueredo y Sánchez colaboraron  y mucho para el tan anhelado segundo punto de la serie que permitió mantener intacta la ventaja de cancha.

En Atenas Wilkerson siguió sin poder hacer diferencia en ofensiva, contrariamente Scott justificó en ataque su accionar, y junto a Agostino ( no tan determinante como hacía 48 horas) y al oportunismo de  Oprandi, fueron muy importantes en los maragatos para sostener el partido. .

La serie no está cerrada. La presión en Carmen de Patagones será de los griegos. Estudiantes no debe relajarse. Igualmente un eventual quinto juego, si pasa lo peor en Atenas, volverá la “fortaleza bataraza”.

Fiesta completa en el “Guerrero”. Mas de dos mil almas con el corazón en la mano. Un fenómeno social cada vez mas indescifrable. Un privilegio de la vida para los que amamos el deporte, ser testigos de semejante ceremonia. Nos sentimos en deuda por no tener la sensibilidad poética que nos permita describir con una mente mas amplia que la nuestra  las sensaciones que nos embarga. Gracias por tanto. Perdón por tan poco.

SÍNTESIS: Estudiantes (87): D. Figueredo 10, L. Portillo 13, R. Sánchez 10, S. Arese 16, E. Domínguez 21 (FI); J. Gamazo 15, L. Reinaudi, I. Galardo y A. Brocal 2. D.T.: G. Fernández.

Atenas (77): E. Agostino 14, B. Oprandi 14, S. Cutley 26, H. Etchepare 7, H. Wilkerson 4 (FI); G. Peralta 7, M. Percaz 2, C. Lavoratornuovo 3, E. Dupuy y I. Dupuy. D.T.: G. Bogliacino. Parciales: 17-21, 39-40 (22-19), 59-59 (20-19) y 87 a 77 (28-18).

Árbitros: Maximiliano Piedrabuena, José Luis Lugli y Cristian Salguero.

Maxigimnasio del Parque Carlos Guerrero de Olavarría.

Público: 2200 personas.

Texto: Carlos Zangara.

Fotos: Cortesía de Andrés Chavarri – Gabo Foti.

 

 

 

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