Preservemos la paz en nuestro fútbol

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Alertas a algunos signos de violencia, que aunque aislados,  deben llamar a la reflexión.- 

Con el propósito de consolidar el marco normal de desarrollo de un evento deportivo de asistencia masiva como lo es fútbol, El ministerio de Seguridad de la Nación ha autorizado por ley  la adopción de medidas y el despliegue de actividades que plasmen en la realidad la preservación de la paz y tranquilidad pública.

Es una disposición que abarca la ciudad de Buenos Aires y sus adyacencias y que seguramente en breve se implementará en todo el país.

Entre sus primeras medidas ya se les ha prohibido a algunas personas la concurrencia a espectáculos futbolísticos.

Nuestra ciudad si bien no ha tenido felizmente que padecer las jornadas de violencia en los últimos tiempos  como ha soportado el fútbol grande,  si por cierto ha vivido  episodios desagradables a lo largo de su recorrido futbolístico.

Todavía se recuerda lo ocurrido en el Parque Carlos Guerrero en los años setenta en oportunidad de enfrentarse las selecciones de Olavarría y Mar del Plata..

Cómo dejar de lado   aquel desgraciado partido en cancha de Racing en los años noventa bautizado “domingo negro” donde un joven perdió la vida en inmediaciones del estadio.

Tampoco se olvida hace muchos  años  a la salida del “Pedro Legorburu” en Sierra Chica,  cuando inadaptados quemaron el auto de uno de los árbitros del partido jugado esa tarde.

Racing  en años precedentes ha sufrido sucesivos inconvenientes con parte de su hinchada que pareciera de acuerdo a los que se viene llevando a cabo últimamente, felizmente,   no se han repetido.

Contrariamente  algunas de las  crónicas deportivas de la actualidad por estas horas están llamadas a un abrir de ojos por parte de las autoridades competentes, tanto deportivas como las restantes.

En el clásico Hinojo – Sierra Chica  se vivió  al término del mismo  un  momento de incertidumbre  que, según cuentan testigos presenciales,  pudo tener derivaciones mas graves.  Por suerte, alegan, no pasó nada.

No hace mucho al parecer integrantes  de un cuerpo técnico habrían vertido   improperios descalificadores contra una de las pocas mujeres que están oficiando de árbitros o jueces de línea en los partidos oficiales.

En el último enfrentamiento entre Ferro y El Fortín las hinchadas de los dos equipos se tomaron a golpes de puño. No hace mucho en otro clásico entre los mismos rivales, simpatizantes identificados  con la entidad de la Urquiza debieron ser llamados al orden por los uniformados.

La reyerta, días pasados,  entre los pocos que estaban en la cancha de Ferro, motivó un despliegue policial  que involucró a por los menos cuatro móviles además de un numerario importante de efectivos. Muchos se preguntaron: ¿ Es justo que se desproteja a la ciudad para poner el orden en un partido de liga con menos de cien personas en el Estadio, y con recursos de la comunidad ?

Si bien no ha habido que lamentar heridos  en los casos señalados y que tampoco  se ha dañado la propiedad privada, igualmente  es momento de prestar atención a este tipo de acontecimientos.

Extraña que desde la Liga de Fútbol no se haya salido a repudiar estos hechos. Llama la atención que desde Prensa de la Policía Provincial, que a diario informen a los medios sobre  la actuación de las fuerzas en  sucesos en lo que toman partido, no señalen el  accionar en este tipo de episodios.

Si bien han sido focos aislados, involucran directamente al mundo del fútbol. Sería saludable  prestarles la debida atención, ya sea en la tarea de prevención  como en la  sanción correctiva  pertinente, algo que daría la impresión no figura como prioridad en la agenda de quiénes tienen la obligación de hacerlo.

Texto: Carlos Zangara

 

 

 

 

 

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